lunes, 7 de enero de 2013

GRACIAS FAMILIA

20 años después de estar sirviendo pinchos en ese local, uno vuelve y se ha convertido en un café cultural. Me estremezco sólo al pensar que los tiempos no sólo cambian sino que además lo hacen  medida de uno. En mi barrio de toda la vida, pasa la vida. Mira tú.

Precioso café, irreconocible, buena gente sus dueños (un abrazo fuerte) y con las mejores intenciones, llevar la pequeña cultura a un barrio alejado de los centros culturales de Logroño, una ciudad de por sí ya alejada de la cultura estatal, pero que ladea y penetra siempre que tiene ocasión, emigrados muchos de sus jóvenes ciudadanos más inquietos y dónde algunos irreductibles se quedaron y siguen construyendo a día de hoy el tejido cultural, (muscular y férreo) de la ciudad: el compañero de Pepitas de Calabaza, El equipo de la editorial Fulgencio Pimentel, la peña de Planeta Clandestino y sus ediciones del 4 de Agosto y su Agosto Clandestino; AMG editor y su librería de viejo; Paulino Lorenzo y sus Jornadas de Poesía en Español, la gente de Mangolele, Sergio Pérez (grandísimo diseñador) que está en mucho de lo que pasa y que figura en casi nada de lo que hace pero que entre otras cosas hace con más gente Fast Fun Bizarre; La gente loquísima del Frikoño, Piedad Valverde (la funcionaria que más funciona del Ayuntamiento de Logroño) que desde El Tacón (centro juvenil de mi barrio) hasta ahora que trabaja en La Gota de Leche y monta el festival Artefacto y se encarga de los jóvenes, algo tan necesario; Fran, el programador con el gusto musical más exquisito del festival Actual, cayendo en picado por el abandono institucional de Fermín el Alegre con la escusa de la crisis, aunque nunca lo ha puesto fácil el mamón; el Ateneo Riojano dirigido por Carlos Villar Flor; el teatro de la CNT y su ciclo D-Funciones y locales como el Café de la Luna, El café Bretón, el Biribay Jazz Club, El Menhir, Maldeamores y otros que no controlo pero a los cuales se unen el Bar Bahía y este Café Clásico, raras avis en mi barrio.

Mi humilde aportación a la cultura Logroñí fué este recital. Grano de arena para unos y grano en el culo para pocos.

Y llenito hasta la bandera: mucha familia, algunos curiosos, incondicionales que todavía los tengo en mi ciudad natal, aunque no tomemos vinos a diario, un poeta-efímero-presentador Anselmo Ruiz, cierrabares y amigo de lírica turbadora y mística personal, el poeta más poetamente alucinado de todos los que conozco en Logroño. Y la grata sorpresa de la presencia del poeta Felipe Zapico (fué un placer verte).

Con todo el mixer poetry se enchufó y pegamos un repaso a los textos propios y ajenos que lo conforman ante un público basado en público, que no exclusivamente poetas, un alivio, vulgo del bueno, para un recital lúdico-crítico-divulgativo, dónde entre grandes y pegueños (poetas) niños, jóvenes y adultos brilló el gran Jesús Lizano.
















Bueno, qué decir, ante tan buen ambiente. Que fue un placer y fue. Melancolía. Smirnoff, smirnoff.

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