domingo, 16 de diciembre de 2012

VINTAGE IV: POEMA BALKANIKOZEN


Este poema performance lo realicé  en 5 ocasiones. Consistía en romper platos en los cuales podía leerse preguntas sobre las identidades impostadas por los otrxs. Es decir. Nuestra identidad construida por el lugar que ocupa nuestro ser basándose en las coordenadas funcionales y emocionales de los demás.

Así, ¿soy un honrado contribuyente?, ¿soy un feto sano?, ¿soy un gran hermano?, etc... se iban sucediendo ante los ojos de los espectadorxs e invitándoles a su propia reflexión. ¿Quién soy?

La danza zíngara y la rotura de platos generaban la catarsis liberadora tanto del performer como del público. Sólo el individuo es dueño de definirse al margen de todo convencionalismo social. El canto al individuo por encima de los ordenamientos colectivos, en clara repulsa a toda sistematización social, definición o fijación de absolutamente nada, ya que para hacerlo hay que hacerlo desde un punto de vista concreto. Liberarse as través de romper la formulación misma de toda pregunta sobre nuestra identidad.

Danza balkánica para celebrar la alegría de la autoafirmación y para llorar la pérdida de lo anterior. Vida y muerte como única posibilidad del cambio. Duelo y despedida, por bienvenida de lo nuevo como coordenadas del segmento infinito de lo mutable. La canción que acompañaba la danza era de Pearl Jam.


Lo que me pareció interesante de esta canción era, precisamente, la adopción de una música totalmente ajena a su cultura Norteamericana de Seattel. Dónde el rock, el metal, el punk habían sido las influencias que generaron el Grunge en los 90. Este tema en cambio se desligaba magistralmente de todo esto y habría un camino bidireccional. Ya no es el Grunge, el rock, el pop, las músicas imperialistas que han colonizado el globo, sino que podemos revelarnos y asumir músicas minoritarias y desligarnos del etnocentrismo imperante en la mercantilización musical. Era otra invitación al cuestionamiento de todo orden prefijado para los oídos del público.

Por otra parte, la adopción de un concepto propio de la cultura oriental, la inmanencia. Al ir descapando la balnca cebolla de la identidad, al apagar el ego, la mente, encontramaos nuestro auténtico yo, el que forma parte del todo. La meditación mezclada con la acción generaban una forma de recontextualizar al ser a través de la rotura de todo lo heredado culturalmente.
Algo que ya pusieron en marcha los modernistas con la cultura japonesa o la generación Beat con la cultura indú, por poner algunos ejemplos.

Toda rotura de algo, implica violencia, energía y sufrimiento. la presión social, los arraigos propios de nuestra cultura impuesta, son los que impiden el crecimiento interior y su manifestación exterior. Este poema venía a decir que toda decisión tiene sus consecuencias. Por eso el performer bailaba descalzo sobre platos rotos. Se abolía así la representatividad para generar una realidad, emocional y física, y por tanto finita en la experiencia del performer. Un aprendizaje y su aceptación con todas las consecuencias.

Renuncia y encuentro, dolor y placer, miedo y felicidad, sístole y diástole, todo fluyendo incesantemente por un terreno cambiante y difuso dónde el movimiento y la evolución del ser son algunas de las certezas que más se acercan a la verdad.


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